¿Cómo que no debo amarme de más?

Pues sí, eso nos han enseñado siempre, aunque así no debería de ser. Aquí te comparto una pequeña reflexión.

Las enseñanzas que se han transmitido de generación en generación, nos han adoctrinado respecto a que el quererse a un mismo “de más”, es algo malo; es caer en el pecado de soberbia, es ser ególatra, etc…Si lo haces, eres vanidoso, egoísta y va en detrimento de los que te rodean… en fin, un sinnúmero de creencias falsas que pueden hacernos sentir realmente miserables.

Quién determina cuando el quererse a uno mismo pasa a ser demasiado??

En  la práctica, dicha teoría acarrea a largo plazo, más problemas que beneficios.

Cuando nacemos, entramos a éste mundo sin miedos, seguros de nosotros mismos y sin cuestionarnos nuestro propio valor.  Con el tiempo, las experiencias, la interacción con otros (como en el caso de sufrir bulling o de las descalificaciones familiares), sentirnos ignorados, rechazados o controlados por otros,  van distorsionando la visión que tenemos introyectada. Así, al crecer, nos convertimos en seres inseguros (aislados o demasiado dependientes de la aceptación de los demás),  desconfiando de nuestras propias habilidades,  sintiéndonos siempre fuera de lugar, en fin, poniéndonos como los últimos de la fila.

 Incluso esa falta de amor propio nos hace auto sabotearnos constantemente, porque muy en el fondo, sentimos que no merecemos que nos pasen cosas buenas, aunque esto es a nivel inconsciente y una total falsedad!

Cuando nos convertimos en jefes de familia, padres o maestros educadores, no tenemos nada que compartir, porque no hemos cultivado amor propio ni sentimientos de valía.. Cómo podemos hacer que las nuevas generaciones se sientan valiosas y que exijan que los demás los traten con el debido respeto, si no poseemos esa información en nosotros ni tenemos forma de transmitírselas?

No es posible dar lo que no se tiene, sin embargo, nunca es tarde para cambiar las cosas, por muy bajo que, por el momento, estemos volando.

Somos  materia y energía, si reconoces que con lo que haces no te sientes feliz, pues comienza por pequeños cambios en tu vida y tu rutina, integrando cosas que te agraden hacer. El hacerlo  le permite a nuestro cuerpo producir químicos naturales, a los que se les llama: ”El cuarteto de la felicidad”: Endorfina, Serotonina, Dopamina y Oxitocina (en un artículo posterior podremos profundizar en las funciones que desempeña cada una).

Pinta un ratito , baila, canta (aunque no seas un  Andrea Boccelli), y reserva un tiempo en tu día para comenzar a consentirte. Piensa que eres tan valioso como cualquier otro ser humano, y si  no te acostumbras a ser amistoso(a) contigo mismo(a), nadie tiene porqué suplir esa carencia tuya. Procúrate una vida feliz, no se la exijas a nadie, porque  nadie quiere tener esa responsabilidad sobre los hombros!

Nunca, nunca pero NUNCA te permitas sentirte menos o insignificante, por la simple y sencilla razón que no lo eres.

Cumple con lo que te toca en tu relación con el mundo, pero cumple primero con tus responsabilidades de amor hacia ti mismo(a).

 Si tu cambias, todo a tu alrededor va a cambiar, te lo puedo garantizar!! 

Feliz navidad y mucha salud para todos!

Si te gustó éste artículo, por favor déjame saber tu opinión dejándome un comentario abajo y compártelo para que llegue a las personas que más lo pueden necesitar.

O escríbeme al correo: garymarken99@gmail.com

 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Querido México, que te está pasando?

¿Estoy siendo maltratada/o?